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A sólo 45 kilómetros de Córdoba Capital, este destino ofrece una pausa real entre senderos serranos, playas sobre el río y caminatas que invitan a bajar un cambio.

Cada vez más personas eligen escapadas cortas para desconectar del ritmo urbano sin hacer grandes distancias. En el Valle de Paravachasca, provincia de Córdoba, uno de los destinos más encantadores se esconde entre cerros, playas naturales y caminos de tierra: Villa Serranita. Un paraje cordobés donde la tranquilidad se convierte en protagonista.

Ubicada a solo 45 kilómetros de la capital provincial por la ruta provincial 5, esta localidad combina naturaleza, aire puro y actividades al aire libre. El río Anisacate atraviesa el pueblo con aguas transparentes, playas de arena y rincones perfectos para pasar el día. Balnearios como La Toma, San Isidro, Escondido Playa 2 y el tradicional balneario municipal invitan a zambullirse, tomar sol o simplemente sentarse a escuchar el sonido del agua.


Escapada a Villa Serranita un paraje de Córdoba, ideal para descansar en familia
El entorno serrano regala postales únicas. Senderos bien señalizados permiten caminar entre árboles nativos, subir a miradores naturales o pedalear por rutas poco transitadas. Quienes se animan al trekking encuentran circuitos que conectan con otras comunas vecinas, como Villa Los Aromos o La Bolsa.

La Serranita también suma propuestas para las infancias. En el centro del pueblo funciona un parque recreativo con juegos gigantes de madera, puentes colgantes y toboganes que desafían la imaginación. Una opción ideal para familias que buscan descanso sin resignar diversión.

Para dormir, las opciones varían entre cabañas, casas de alquiler temporario y campings ubicados en medio de la naturaleza. Muchas de estas propuestas están atendidas por sus propios dueños, lo que suma calidez al ambiente tranquilo del lugar.


Qué hacer en Villa Serranita
Villa Serranita invita a caminar sin apuro por sus calles de tierra, rodeadas de árboles y tranquilidad. Entre sus rincones más pintorescos se encuentra la iglesia Stella Montis, una joyita arquitectónica construida en la década del 40 que sorprende por su simpleza y belleza serrana.

Quienes buscan un poco más de aventura pueden subir al cerro La Cruz o al cerro La Luisa. Este último ofrece una vista panorámica única del valle y esconde uno de los tesoros naturales de la zona: la Cueva de los Helechos. Entre vegetación tupida y pequeñas cascadas, este paraje regala una experiencia inolvidable en medio del monte.

Las cabalgatas y los paseos en bicicleta completan la propuesta, mientras que las competencias de running en plena naturaleza suman adrenalina y desafío para los amantes del deporte. A pocos kilómetros, la reserva natural La Rancherita también espera con senderos, arroyos y un entorno ideal para reconectar con el entorno.

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