Entre llanuras del sudoeste bonaerense, esta localidad crece como destino rural: historia viva, manzanilla, gastronomía criolla y hospitalidad que enamora.
Hay rincones en la provincia de Buenos Aires donde el tiempo parece haberse detenido. Calles de tierra, casas bajas con galería y el murmullo del viento entre los árboles componen una postal que remite a otras épocas. En estos pueblos, la vida transcurre con calma, entre saludos de vecinos y aromas que salen de cocinas encendidas al mediodía.
Lejos del ruido urbano, existen destinos que cautivan por su autenticidad. Con una identidad construida por generaciones, gastronomía tradicional y paisajes abiertos, estas localidades del interior bonaerense se vuelven cada vez más elegidas para escapadas de fin de semana. Allí, cada detalle invita a frenar el ritmo y reconectar con lo esencial.

Con menos de mil habitantes, Bellocq es uno de los secretos mejor guardados del turismo rural argentino. Su arquitectura centenaria, la producción de manzanilla, la iglesia con vitrales franceses y su entorno natural lo convierten en una escapada ideal para quienes buscan tranquilidad, historia y sabores auténticos en el sudoeste bonaerense.
Bellocq: historia, calma y tradiciones en el sudoeste bonaerense
Entre llanuras infinitas y caminos de tierra, Bellocq conserva el alma de los pueblos que parecen detenidos en el tiempo. Con calles arboladas, casas de época y una fuerte identidad rural, este rincón del partido de Tres Arroyos ofrece una propuesta turística que combina patrimonio, tranquilidad y hospitalidad.
Origen ferroviario y espíritu fundacional
El pueblo nació el 8 de diciembre de 1912, gracias a la donación de tierras de María Larramendy de Bellocq. Su consolidación llegó en1929 con la estación del ramal Orense-Copetonas, clave para su crecimiento.

Una iglesia con alma francesa
La iglesia Inmaculada Concepción, construida en 1914 por monjes benedictinos con materiales franceses, destaca por sus 16 vitrales del artista Henri Gesta. Es el símbolo espiritual y cultural de Bellocq, y su silueta destaca entre los campos.
Sabores que definen identidad
La manzanilla se ha convertido en uno de los sellos de Bellocq. Su aroma llena las calles y acompaña los sabores criollos que se sirven en patios y cantinas: empanadas, asados, tartas y el infaltable lemon pie.
Almacenes con historia viva
El histórico Almacén Casa Chedrrese, fundado en 1917,mantiene la tradición de los antiguos Ramos Generales. Su historia está ligada a la confianza entre vecinos y a un tiempo donde la palabra tenía valor.