Entre cerros, bosques y casas de estilo alpino, este destino serrano se convirtió en una escapada ideal para disfrutar del aire puro, el silencio y la calma de la naturaleza.

A un poco más de 500 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un pequeño pueblo serrano se revela como uno de los refugios naturales más encantadores de la provincia. Con calles de tierra, casas de madera y el sonido constante de los arroyos, el lugar invita a bajar el ritmo y conectar con la naturaleza en su estado más puro.
Se trata de Villa Ventana, una localidad ubicada en el partido de Tornquist, dentro del sistema de sierras de Ventania. Es conocida por ser el pueblo a mayor altitud de la provincia, con 350 metros sobre el nivel del mar, y por su entorno de montañas bajas, aire limpio y paisajes que cambian de color con cada estación. Fundada en 1947, mantiene una estética rústica y un perfil tranquilo, muy cuidado por sus propios habitantes.

El recorrido comienza en sus calles arboladas y sus tradicionales construcciones de piedra y madera, que le dan un aire de villa europea. Pero el verdadero atractivo está en sus alrededores: el Parque Provincial Ernesto Tornquist, un área protegida de gran valor ecológico que alberga cerros, pastizales y fauna autóctona. Desde allí parte el sendero que conduce al Cerro Ventana, una formación natural con una abertura en la cima que, según la luz del día, parece una ventana tallada en la roca. La subida requiere guía habilitado, pero la vista desde arriba lo vale todo.
El paisaje se completa con arroyos que recorren todo el pueblo, como el Belisario y el De Las Piedras, que forman pequeñas cascadas y espejos de agua. En verano, el balneario El Dique se convierte en punto de encuentro para refrescarse o practicar actividades al aire libre, mientras que en invierno, las sierras cubiertas de escarcha o nieve regalan una postal de cuento.
Para los que buscan una experiencia más relajada, el centro del pueblo ofrece casas de té, chocolaterías, cervecerías artesanales y paseos de artesanos. La Plaza Salerno, rodeada de árboles y montañas de fondo, es el corazón del lugar y el punto perfecto para disfrutar de una tarde al sol.

En los alrededores también se pueden visitar las ruinas del Ex Club Hotel, un edificio histórico que alguna vez fue símbolo de lujo y que hoy forma parte de la identidad local.
Con menos de mil habitantes y un entorno que combina sierras, bosques y aire puro, Villa Ventana es el refugio perfecto para quienes buscan naturaleza, descanso y un ritmo que se mide más por el murmullo de los arroyos que por el reloj.