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Un equipo de investigadoras de la Universidad de Quilmes generó tres vinos a partir de la fermentación de bacterias patagónicas y bonaerenses. Un tipo de producción que hasta ahora dependía de bacterias del exterior. “Es un ejemplo de que la universidad pública es parte activa para el desarrollo vitivinícola a través de la transferencia de conocimiento a la industria”.

Blend 11-73, Blend Carácter Austral y Sello Bonaerense. Los tres vinos están listos para ser presentados oficialmente, tras años de trabajo en el Laboratorio de Microbiología Molecular (LMM) de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Por primera vez, una universidad pública produce vinos a partir de la fermentación de bacterias autóctonas, de la región patagónica y de la provincia de Buenos Aires.

“Esta es la segunda producción a escala piloto. La primera fue en el año 2020, pero con la pandemia no se pudo obtener el producto embotellado. Este año, gracias a la colaboración con los enólogos del Centro de Enólogos de Buenos Aires (CEBA), se logró producir vinos con diferentes cepas de forma artesanal. La semana que viene se lanzan en la UNQ los tres tipos de vinos con cepas autóctonas”, anunció Elizabeth Tymczyszyn, investigadora del LMM de la UNQ, en un equipo integrado por Barbara Bravo-Ferrada, Natalia Brizuela, Lucrecia Delfederico, Andrea Guillade, Liliana Semorile, Gabrial Rivas, Danay Valdes La Hens y las becarias Naiquen Flores y Marina Navarro. Todas mujeres científicas.

“Estos 3 blend formulados con diferentes combinaciones de cepas muestran diferentes perfiles aromáticos, desde vino con notas frutales y dulces a vinos secos y con más carácter, indicando que la actividad de estas bacterias es fundamental para las características del producto final”, dijo Tymczyszyn.

Primera vez

Se trata de la primera vez que un vino tinto casero es realizado por una universidad pública en Argentina, según difundió la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ. “Como equipo nos da una gran alegría porque este es un ejemplo en el que la universidad pública es una parte activa para el desarrollo productivo vitivinícola a través de la transferencia de conocimiento a la industria”, destacó Bravo-Ferrada en diálogo con esa agencia y en tiempos en que el saber universitario y la investigación científica están siendo ninguneadas y desfinanciadas desde el gobierno de Javier Milei. “Fue un trabajo de muchos años evaluar enológicamente estas bacterias, desarrollar el nuevo iniciador maloláctico y sacarlo del Laboratorio al sector productivo para que funcione y tengamos un vino de excelente calidad”, remarcó.

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