De Menem a Milei. El menemismo rifó las empresas del estado para pagar la fiesta de la pizza con champagne. La entonces Obras Sanitarias de la Nación fue vendida a menos del veinte por ciento de su valor real.
El anuncio de la intención de privatizar AySA por parte del Gobierno ultraderechista remite a la anterior experiencia del servicio de agua corriente cuando no estuvo en manos del Estado. En mayo de 1993, el gobierno de Carlos Menem sumó a la entonces Obras Sanitarias de la Nación (OSN) a la ola privatista, en lo que supuso el fin de una empresa creada en 1912.
Crece la trama de negociados vinculados a la familia Menem
La concesión fue para el grupo francés Suez. El contrato firmado estipulaba que, para cuando venciera el acuerdo, debía estar garantizado el acceso a agua potable en el ciento por ciento de los hogares en el área de concesión, y que debía haber 95 por ciento de los hogares con acceso a cloacas, un objetivo que nunca se cumplió.

El gobierno de Menem firmó un contrato a 10 años, que la administración de Fernando de la Rúa prorrogó por otra década. Desde el primer momento, el pasivo y las deudas no fueron amortizados por el concesionario, sino que permanecieron en manos del Estado.
Ya antes de que el gobierno de la Alianza le diera otra década de gracias a Suez se había constatado que la empresa incorporaba cargos fijos a la tarifa básica, en lo que significó un aumento real en el valor de las boletas. Al mismo tiempo, la empresa conseguía la condonación de multas a cambio de expandir sus inversiones. Una investigación judicial estableció a fines de los 90 que OSN había sido vendida a menos del 20 por ciento de su valor real.
Para 2002 ya había falencias inocultables, con incumplimientos a la hora de garantizar el servicio de agua potable y de saneamiento. La gran crisis había llevado a que Suez se declarara en default.

A fines de 2003 se divulgó un informe de la Auditoría General de la Nación, según el cual Suez apenas trataba el 12 por ciento del total del agua y el resto se vertía en el Río de la Plata a la altura de Berazategui. A esto se agregó la presencia de nitrato. La empresa acumuló multas, por caso, por el corte de servicio que en septiembre de 2003 perjudicó a 6 millones de usuarios. Un año más tarde, la Justicia investigó la falsificación de facturas de Suez para pagar menos por IVA y por Ganancias.
Así se llegó al 21 de marzo de 2006, cuando el gobierno de Néstor Kirchner anunció la rescisión del contrato y la creación de la estatal Agua y Saneamientos Argentinos (AySA). En los siguientes siete años, se invirtieron 25 mil millones de pesos y se ampliaron las obras a 2,3 millones de personas que no tenían servicio ni cloacas, al tiempo que se redujeron las interrupciones en el suministro. Ahora, Javier Milei propone un viaje al pasado.